martes, 6 de octubre de 2009

El estilo Conservador. Ultima Parte. Emilio Hardoy

El respeto por la realidad que caracteriza a los conservadores ha determinado que Alberdi y el liberalismo que predica sean para ellos una idea general y jamás un rígido corsé de hierro para aplicarlo a un país en perpetua transformación.

Así Pellegrini quiere proteger la industria, Joaquín V. González proyecta un Código de Trabajo; Ugarte organiza un Banco mixto pero de Estado al reconstruir el de la Provincia de Buenos Aires, Figueroa Alcorta y Ramos Mejía dictan el decreto de reserva ante el hallazgo del petróleo, y para afrontar la crisis de 1929 la Concordancia crea Juntas Reguladoras, controla la tasa de cambio y confirma los privilegios de industrias nacionales.

Los principios de los conservadores se fundan en la libertad pero de acuerdo a la Constitución, la cual permite proteger y promover. Y ello es así porque saben que la teoría no es sino una abstracción y no se confunde con la vida. Los conservadores piensan, como Goethe, que "gris es toda teoría, y verde el precioso árbol de la vida."

Amo el "estilo conservador", grato a nuestros grandes hombres -ajeno a los charlatanes de la feria electoral como a los doctrinarios de nuevo cuño-, que exhiben buen gusto sin estiramiento ni empaque, muy nuestro, con señorío criollo y que, en todos los momentos, aún en los más solemnes, tiene algo de vital y espontáneo; un estilo, en fin, para hombres, condición esta última que saben asumir ahora en política también nuestras mujeres correligionarias.

Y puedes estar seguro de que bajo cualquier apariencia habrá siempre en nuestro país quien, gozosamente, ostente el "estilo conservador"

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