martes, 28 de octubre de 2014

Entrevista a Juan Domingo Perón (Primera Plana)


Revista Primera Plana, 30 de junio de 1966.

Gentileza del Sr. Fernando Castro Pintos


En la noche del domingo 26, Perón recibió en la Puerta de Hierro un cable que decía textualmente: “Llegaré a Madrid entre el veintiocho y el veintinueve, pero probablemente anticiparé viaje veinticuatro horas”. Era la comunicación oficial de que el alzamiento contra Illia iba a estallar. Al anochecer del martes 28, asediado por la prensa española, a la que finalmente no recibió, Perón se encerró tres horas con el enviado especial dePrimera Plana, Tomás Eloy Martínez. Parecía animoso, fumando un cigarrillo detrás de otro, bebiendo té y jugo de naranjas, con un pantalón blanco, cuya pulcritud cuidaba al sentarse, y una camisa de mangas cortas.
Antes de la conversación, Jorge Antonio le informó que Onganía asumiría el poder a las 22, hora española. Al terminar, su secretario Giménez le anunció la suspensión de las relaciones de Estados Unidos con la Argentina: “Es la gran ocasión que tienen estos muchachos para ganarse ahora el afecto popular. ¿Sabe qué haría yo en estos momentos? —le dijo al cronista—. Lanzaría un llamamiento nacional explicando al país que Estados Unidos nos aisló y que somos lo bastante fuertes como para salir adelante solos. Ya vería usted como inmediatamente el pueblo no vacila en engrosar las filas detrás de Onganía”. El entusiasmo de Perón por la revolución lo había hecho levantar la voz, guiñar picarescamente el ojo izquierdo, encenderse y abrir los brazos con vehemencia, como en los buenos tiempos.
“Para mí, éste es un movimiento simpático —dijo— porque se acortó una situación que ya no podía continuar. Cada argentino sentía eso. Onganía puso término a una etapa de verdadera corrupción. Illia había detenido al país queriendo imponerle estructuras del año mil ochocientos, cuando nace el demoliberalismo burgués, atomizando a los partidos políticos. Si el nuevo gobierno procede bien, triunfará. Es la última oportunidad de la Argentina para evitar que la guerra civil se transforme en la única salida.
”Cuando los jefes militares me visitaron por interpósita persona, descubrimos algunas coincidencias. Pero hace poco escribí con seudónimo (firmo Descartes porque el filósofo francés usaba el seudónimo Astrónomo Perón, y yo le devuelvo así la gentileza) que el peronismo no pacta con nadie. Si el nuevo Gobierno apoya los intereses populares, nosotros apoyaremos al Gobierno. La proscripción del peronismo no nos interesa porque es imposible proscribirnos por decreto. No nos interesa nuestra existencia legal, sino nuestra existencia real. Tampoco nos interesa el acceso al poder porque no luchamos por nosotros sino por el país. Hemos aprendido a tener paciencia; será dentro de un año, dentro de diez. Creemos, como Confucio, que una hormiga no puede matar a un elefante, pero que puede comérselo. Tenemos buenos nervios”.
Perón habló largamente sobre el arte de la conducción y juzgó a Onganía en ese sentido. Especificó:
“Un conductor político es una cosa y un conductor militar, otra. Este manda, vale decir, obliga. El conductor político persuade. Para mandar se necesita voluntad y carácter; para gobernar, sensibilidad e imaginación, entonces el país saldrá adelante. No conozco suficientemente a Onganía. Es un hombre que habla poco, y por lo tanto, difícil de definir. Tengo la impresión de que es un buen soldado; sé que es un hombre patriota, bienintencionado y honesto, y ésas son condiciones esenciales para un hombre político. Reconozco calidad a Onganía como hombre de mando en el Ejército. Si Onganía se comportase en el terreno político como en el terreno militar, el país podrá andar bien.
”Simpatizo con el movimiento militar porque el nuevo gobierno puso coto a una situación catastrófica. Como argentino hubiera apoyado a todo hombre que pusiera fin a la corrupción del Gobierno Illia. La corrupción como el pescado, empezó por la cabeza. Illia usó fraude, trampas, proscripciones; interpretó que la política era juego con ventaja; y en política, como en la vida, todo jugador fullero va a parar a Villa Devoto. El hombre que acabó con eso, por supuesto, tiene que serme simpático, pero no sé si también lo será en el futuro. El defecto del actual gobierno es no saber exactamente lo que quiere, pero la cosa va a ser cuando desate el paquete, porque ellos tampoco saben lo que hay allí.
”Argentina —prosiguió—, cuando trabaja, equilibra en seis meses lo estructural y en dos años resuelve todos los problemas económicos. En economía no hay milagros. En economía, la misión fundamental del gobierno es dar posibilidad a la gente para que se realice. El gobierno anterior fracasó porque intentó gobernar sin concurso popular. Pero para eso hace falta grandeza, olvido de las pasiones. Yo ya estoy más allá del bien y del mal. Fui todo lo que se puede ser en mi país, por eso puedo hablar descarnadamente. No tengo interés en volver a la Argentina para ocupar cargos públicos. Quiero, claro, volver a la patria, pero sin violencias.
”Llegó el momento en que los argentinos deben ponerse de acuerdo. Si no, habrá llegado el momento de tomar las armas y pelear. El camino de unidad es cada vez más difícil; el camino de las armas, cada vez más fácil. Los argentinos debemos ponernos de acuerdo, porque la disyuntiva es la guerra civil. Si permanecí impasible durante diez años ante el retroceso nacional, es porque no creo en la violencia ni en la destrucción de las obras realizadas, porque lo que ya está hecho puede prosperar. Tuve importantísimos ofrecimientos de armas y tropas, pero me negué por no entregar el alma al diablo ni provocar derramamientos de sangre. El nuevo gobierno tiene una buena intención. El problema político sólo se soluciona haciendo los padrones de nuevo (han borrado de los padrones a nuestra gente). Deben, también organizarse fuerzas políticas. Es tarea para un año y medio o dos. Hay que romper con los estatutos de la trampa y convocar luego a elecciones con la Ley Sáenz Peña o cualquier otra ley justa. Y quien sea que gane, nos comprometemos a ponerle el hombro a todos.

.
”Si Onganía, luego de las elecciones, entrega el gobierno al ganador legítimo, pasará como prócer a la historia; si se quiere perpetuar, fracasará irremisiblemente. Pero el que haga bien al país contará con nuestro apoyo. El movimiento peronista no podrá ser destruido con proscripciones ni decretos. Los gorilas intentaron la destrucción por la violencia, Frondizi por la integración, Illia por la disociación: los tres fracasaron. La organización del peronismo tiene como base de adoctrinamiento la búsqueda del bienestar nacional”.
Luego, Perón adelantó el mensaje enviado a través del periódico Retorno, que se publicará la semana próxima. Allí recuerda:
“Uno de los hombres más sagaces de la historia política argentina, el general Roca, decía que para que los radicales se hundieran bastaba con dejarlos gobernar”.
Alzándose de la pequeña silla, Perón apagó el cigarrillo y vaticinó:
“Esta es nuestra última oportunidad, y por eso necesitamos que el nuevo gobierno tenga grandeza. En caso contrario, podemos desembocar en la guerra civil y en esa guerra tendremos que entrar todos. Dios quiera iluminar a Onganía y sus muchachos, y que estos muchachos acierten a tomar la mano que la fortuna les está tendiendo”.
Afuera, la noche de pesado calor había caído sobre Madrid, y Perón, acompañado por Jorge Antonio, hizo atisbar la entrada de la casa del Paseo de la Castellana, y sorteando la vigilancia del periodista se escabulló en un automóvil verde.
A pocos metros, en la Embajada Argentina, Gauna acababa de anunciar que si el Gobierno de Illia había cesado en su misión, la del representante argentino también llegaba a su fin.

sábado, 13 de septiembre de 2014

Esquirlas en el alma

http://www.lanueva.com/opinion-impresa/776120/esquirlasenelalma.html

viernes, 12 de septiembre de 2014

El Productor rural - Artículo publicado en La Nueva Provincia

http://www.lanueva.com/opinion-impresa/777455/elproductorrural.html

viernes, 13 de junio de 2014

"Los Otros Muertos"

Entrevista realizada a Victoria Villarruel y Carlos Manfroni autores del libro sobre las víctimas del terrorismo

http://www.lanueva.com/domingo-impresa/761468/mas-alla-de-la-historia-oficial--los-muertos-de-la-guerrilla-siguen-ocultos.html

viernes, 11 de abril de 2014

La Nueva Provincia

Desde hace tiempo todo el poder del gobierno kirchnerista, valiéndose de su venal instrumentación de la “justicia,” ha puesto en la mira al diario La Nueva Provincia y a su Director. No es cosa de poca monta destruir ese bastión del autentico periodismo independiente y coherente. Con el allanamiento perpetrado el día 8 de abril en las oficinas del diario y el procesamiento de Vicente Massot parece que se esta llegando al consumatum est.
La Nueva Provincia ha mantenido, desde que yo recuerde, la misma línea en la comunicación y análisis de la realidad política sin tener en cuenta si esa línea era o no políticamente correcta. Esta línea coherente, que la sostiene desde mucho antes del Proceso y llega hasta nuestros días, se destaca en el periodismo vernáculo en el que no abunda demasiado la coherencia ni la valentía.
Los que somos considerados “impresentables” y políticamente incorrectos” hemos tenido siempre a nuestra disposición las paginas de La Nueva Provincia. Nunca notamos que sus responsables se detuvieran a pensar en la “conveniencia” o no de publicar nuestras opiniones. Nobleza obliga, esa también fue la actitud del diario La Prensa en la época en que lo dirigía Máximo Gainza durante los funestos años de Alfonsín. Máximo Gainza, un hombre de honor.
En cuanto al actual Director de La Nueva Provincia, Vicente Massot, le cabe también la misma definición: un hombre de honor. Lo caracterizan y distinguen muchos aspectos de su personalidad, pero lo más significativo -y raro en nuestro tiempo- es que sea precisamente eso: un hombre de honor.
Massot, aunque dirija un diario, es mucho más que un periodista. Es un intelectual que desde los medios de comunicación nos hace conocer y meditar la realidad del presente y del pasado, como, por ejemplo, Vittorio Messori, desde el Corriere della Sera, o el joven Juan Manuel de Prada, desde el ABC.
Hay algo mas que lo distingue, aparte de su brillante inteligencia que se prodiga en artículos, libros y conferencias, y es su capacidad de ser amigo de sus amigos con una lealtad y fidelidad de la que pocos son capaces. Son muchos a los que dio una mano cuando lo necesitaban. Sin la menor alharaca conforta y acompaña a los que mas sufren. Que yo sepa no hizo nunca una “opción preferencial” por los marginados; pero estuvo al lado de ellos y de sus familias en esas “periferias existenciales” que son los campos de concentración donde habitan, en el mayor abandono, nuestros presos políticos. El honor y la lealtad son virtudes olvidadas y creo que, en el caso de Massot, valen tanto o más que sus libros.
Me pregunto: que harán en esta ocasión, frente a este grosero atropello a la “libertad de prensa” y a las elementales normas procesales del derecho, las asociaciones de prensa, nacionales e internacionales, siempre tan sensibles aun ante el menor empujoncito que reciba cualquier ignoto movilero en algún disturbio callejero?
En cuanto a los dueños de los medios y los periodistas en general seria prudente que reaccionaran frente a este hecho aunque sea en defensa propia. No sea que cuando los K avancen, imitando a Venezuela, alguno de ellos termine secuestrado por encapuchados. Entonces sería demasiado tarde.

Maria Lilia Genta

viernes, 7 de marzo de 2014

Telaraña Progresista (artículo de opinión)


http://www.lanueva.com/Opinion-/747273/telarana-progresista.html