sábado, 26 de febrero de 2011

Manifiesto de la Asociación de Abogados Ruralistas

MANIFIESTO DE LA ASOCIACIÓN DE ABOGADOS RURALISTAS EN DEFENSA DEL CAMPO.

Los “Abogados Ruralistas en Defensa del Campo” nacional declaramos solemne y vehementemente como objetivos irrenunciables de esta asociación:
1) Que nos moviliza la defensa irrestricta de los derechos individuales y la consiguiente limitación del poder político, tal como fue establecido por la Constitución Nacional de 1853.
2) Que, por tanto, defendemos el derecho a la libertad, a la propiedad, y a la búsqueda individual de la propia felicidad.
3) Que es necesario expandir la visión ética de que los intereses particulares no son per se contrarios al interés general y que sostener que el interés general está siempre por sobre los intereses particulares lleva necesariamente al poder político absoluto y a la violación consiguiente de los derechos.
4) Que la discusión con el gobierno no debe hacerse desde la economía sino desde la concepción ética. Es necesario desenmascarar la demagogia populista que usa la pobreza en su acceso al poder y así crea más pobres que votan por la supuesta solidaridad que sólo significa riqueza para los políticos y sus cómplices.
5) Que es necesario dejar de atacar al sector agropecuario y a los empresarios en general, pues no es el gobierno quien crea riqueza y bienestar para los argentinos sino los emprendedores grandes, medianos y pequeños que, con su esfuerzo y riesgo, son vilmente castigados por el gobierno.
6) Que el miedo ha sustituido al Derecho en la Argentina y los ciudadanos se encuentran inermes ante la falta de seguridad jurídica y de seguridad personal.
7) Que el robo al campo no es más grave que el que ejecuta el propio gobierno con los impuestos abusivos y el terrorismo de la A.F.I.P.
8) Que la división del poder es la primera de las garantías contra el abuso de su ejercicio.
9) Que nos pronunciamos contra los monopolios de toda especie y contra los abusos de poder, provengan del poder público o del sector privado.
10) Que sin jueces independientes, valientes y capaces los derechos individuales son mera entelequia. Vamos a denunciar y perseguir por todos los medios legales a los jueces que no defiendan o directamente atenten contra los derechos garantizados por la Constitución Nacional.

lunes, 21 de febrero de 2011

Pronunciado ganadero

INTRODUCCION


Vengo de la campaña de Buenos Aires, de la región GANADERA. Traigo su mandato imperativo, traduzco sus anhelos y defiendo sus intereses. Quiero instalar este debate abandonando mi inacción y mi silencio. Me lo reclama la situación del País, me lo exige el estado desastroso de nuestra industria GANADERA, me lo impone el patriotismo y el cumplimiento de mi deber CIUDADANO y de productor.
Avoco pues, el problema que se ha planteado sobre la crisis ganadera que no sólo afecta en forma directa a los hacendados sino a los pueblos en general.
Hemos escuchado brillantes exposiciones hechas por miembros de las distintas comisiones y de los distintos representantes del gobierno y declaro que lo único que causaron fue la irritación de los espíritus y es lo que me ha decidido a proceder de esta forma, para colaborar en la medida de mis fuerzas en la tarea que los productores se han impuesto y que yo reputo patriótica, porque tiende a buscar el bienestar del País alejando todas las causas que puedan impedir su marcha progresiva.
Bienvenidos sean aquellos proyectos que puedan transformarse en LEY para devolver la calma a los hombres de campo cuyos clamores llegan a todo el territorio, reclamando de los altos poderes públicos su intención para libertarse de las angustias y devolver el valor de sus esfuerzos y sacrificios acentuados por el infortunio que conlleva el tiempo que no acompaña.
Tengo derecho de intervenir en este debate, tengo derecho de salir de mi inacción yo que he convivido con esos hombres de trabajo durante cuarenta años. He coparticipado de sus angustias, los he guiado paso a paso en sus tareas rurales; he aplaudido sus esfuerzos, sus entusiasmos, sus premios en exposiciones, sus sacrificios, en la ruda tarea a que están consagrados en la lucha contra la acción de las sequías, de las inundaciones, de las intensas heladas que venían a arrebatar los pastos de sus campos, comprometiendo la vida de sus haciendas. Los he guiado en las epizootias que visitaban sus predios arruinando sus intereses y en tantas otras angustias que se experimenta en el campo que desorientan y desilusionan para quitarle el interés al trabajo, sobre todo si es generado por aquel que debe velar por la prosperidad general del País.
Cómo no he de intervenir, si yo reputo esta crisis ganadera como una inmensa ola que avanza arrastrando en su corriente intereses y esperanzas, para precipitarlos a la bancarrota. La INDUSTRIA GANADERA fue otrora el pedestal más sólido en que se afianzó la prosperidad del País; la reconozco como el eje principal en torno del cual giran todas las actividades rurales y cuya perturbación podría traer trastornos tan graves a todas las áreas que de ella dependa, comenzando por la agrícola. No es posible consentir esta situación.
Es necesario vigorizar a La INDUSTRIA GANADERA que es la primera Industria ARGENTINA, y la que ocupó el primer plano en la producción. Luego llegó la Industria Agrícola, cuyos saldos exportables han generado millones en divisas para La Nación, muchas veces despilfarrados por gobernantes de turno, y sujeta a los caprichos climáticos.
Todas las INDUSTRIAS basadas en la explotación de la incalculable existencia de nuestras materias primas, tan admirada por extraños como despreciada por propios, que podrían asegurarle su más completa prosperidad, permanecen aún en el olvido ò meciéndose todavía en sus infantiles cunas , debido ya a la pesada carga con que los gobiernos la agobian en el comienzo de su vida con sus impuestos excesivos, o ya al repudio que a nuestros capitales les inspira todo problema financiero de evoluciones tardías, que no les promete de inmediato el recibir las fantásticas y usurarias utilidades de que se creen acreedores. No es hora de fundar grandes esperanzas en las inmensas riquezas sepultadas en nuestro extenso suelo cordillerano, con que el Gran Hacedor nos ha favorecido.
La LIBRE EXPORTACION de todos estos excedentes, sumando el valor de sus elementos constituyentes, cubrirían fácilmente la deuda que gravita sobre las fuerzas de La Nación, permitiendo librar al Pueblo consumidor de esas odiosas gabelas que los presupuestos imponen a los artículos necesarios para la vida y tanto perturban el bienestar de los hogares. Algún día, algún gobierno tomará verdadera conciencia de la importancia de sacar del abandono estos recursos y harán el sacrificio patriótico que impone su puesta en marcha para la creciente prosperidad de La Patria.
No puede permitirse contemplar la actual crisis ganadera como el resultado de parciales quebrantos financieros, sufridos por efectos de sus propias incapacidades. Se trata ya de UN VERDADERO DESASTRE que con vastas proyecciones haya invadido toda La Industria pecuaria y son las INSTITUCIONES GANADERAS, Hacendadas y en particular el ESTADO, las fuerzas llamadas a intervenir sin temores y con mucha valentía, para apuntalarla sino queremos presenciar inactivos su seguro derrumbe con su cortejo de deplorables consecuencias.
La ganadería por su indiscutible potencialidad, debe ser vigorizada y defendida con la energía que merece para volver a posicionarla en el plano de superioridad que le corresponde sobre el de todas las naciones que se consagran en esta clase de comercio.

HECHOS HISTORICOS

Cuando el estallido de la conflagración Europea obligó a las naciones comprometidas en esa desastrosa guerra a intensificar sus esfuerzos para conglomerar fuerzas y construir fábricas proveedoras de elementos bélicos con qué conjurar el peligro de sus Instituciones y Libertades, tuvieron que disponer de grandes stocks alimenticios para atender sus apremiantes necesidades. Estos stocks comprometidos por las proyecciones que adquirió la lucha, obligaron a los gobiernos por previsión a dirigir sus miradas a las naciones americanas, especializándose con la ARGENTINA, para complementar sus provisiones, reclamadas por futuras necesidades. Fue en este período de verdadera ofuscación que la demanda de nuestras carnes y demás productos se agigantó despertando la avaricia de la oferta y sus precios alcanzaron cifras sobresalientes. Fue por esto que improvisados ganaderos se dedicaron a esta nueva industria, atraídos por las incalculables utilidades que ofrecía, y sin discrepancias ni vacilaciones se dedicaron, empleando sus economías y capitales prestados a la compra de ganado y arrendamiento de predios sin concepto de valor real. Terminada la guerra que puso felizmente término al desborde de las pasiones humanas, sobrevino la desmovilización de los ejércitos y la cesación de las numerosas fábricas que los completaban con su cortejo de legiones de millones de desocupados, sus grandes huelgas y su disminuida flota marítima por los desastres sufridos. Los grandes stocks de carnes congeladas almacenados en previsión por los gobiernos aliados de
Inglaterra y EEUU, comenzaron a distribuirse en los países consumidores. Esos momentos de confusión y conmoción fueron propicios para que el porcentaje de nuestra exportación de carnes sufriera su primer contraste en la disminución de su demanda y por ende en sus valores, haciéndose los últimos mucho más sensibles, por cuanto el precio de los alimentos, el de la tierra explotada y el costo de los útiles de trabajo permanecieron, manteniendo su elevada posición. Ese lógico descenso, que matemáticamente debía esperarse para volver a su nivel natural, desaparecidas las causas que lo perturbaron, se acentuó de manera tan inesperada que constituyó una verdadera preocupación. La resultante fue un alarmante exceso de producto en LINIERS, ya sea por cumplir compromisos o por desalojo de campos que exigieron violentos quebrantos en todas las categorías.
Quiero aquí detenerme un instante, pues en ese momento de estado de legítima incertidumbre, es mi deber rendir honor a aquellos cabañeros, inteligentes y laboriosos que con su incansable actividad y competencia, velaron por el futuro de las razas y el prestigio de las Carnes Argentinas. A pesar que todo obscurecía, ellos supieron poner la suficiente luz intelectual redoblando los esfuerzos para el mejoramiento de las especies, dejando anchas vías de relación precio-producto para las generaciones futuras.

ACTUALIDAD

Incontrovertiblemente, somos La Nación que supo ocupar un sitio de preferencia como abastecedora de Carnes en el Mercado Inglés y Europeo, en todas sus formas de industrialización. Hoy vemos pasmados, como países que hace apenas un puñado de décadas no tenían hacienda vacuna son potencias mundiales como Brasil, Nueva Zelanda, Australia..., y nos han arrebatado nuestros tan gloriosos mercados.
Debemos salir de este aislamiento mental en que vivimos y hacer visible nuestras justas aspiraciones. Pretender hoy que el productor salga por sus propios medios es una necedad. Todos los productores pecuarios están bajo una enorme montaña que sin razón y coartando su Libertad, lo agobia y destruye. Esta crisis se soluciona de la mano de la LIBERTAD y al amparo de todas las instituciones, incluidas las industrias frigoríficas.
No es posible que los creados FEED LOT, alfombras bajo la cual yacen las vergüenzas de todo un sector, sea la mascarilla de la "productividad" pecuaria. Que si no es por dádivas no resiste análisis de continuidad.
Ya es hora que nuestra proverbial indiferencia cese y que formemos con nuestros dispersados elementos ese necesario frente para batir con eficacia y unidos con los industriales del "frío" y las entidades del sector, esa gran respuesta que nos demanda la Nación.
El que se dedica a la producción ganadera, producto genuino de nuestras tierras tiene derecho de sacar fruto suficiente y necesario para atender a sus necesidades y la de su familia, de él es el capital y a él le corresponden sus dividendos, NO AL ESTADO.
Nuestra Constitución Nacional no sólo nos garantiza y asegura a todos los habitantes el LIBRE ejercicio de nuestros derechos de propiedad, sino que lo hace extensivo también al trabajo y no permite ni tolera las extralimitaciones que puedan ejecutarse en perjuicio de terceros, porque contraria el pensamiento de armonía que exigen las leyes que lo reglamentan.
Dejo constancia, para que no se mal interprete, que no repudio los Capitales extranjeros que considero el pedestal más firme en que debe apoyarse la prosperidad y el bienestar de las naciones, pero sí deseo que ellos lleven el sello de la racionalidad y moral requerida cuando se pone al servicio del trabajo humano buscando sus justas y equitativas retribuciones y que no persiguen el ilícito y egoísta propósito de duplicarlo y triplicarlo en cortìsimo tiempo a expensas de la usurpación de las fuerzas del trabajador ni que comprometan la riqueza de La Nación, manteniéndose dentro de la órbita que le señalan las Leyes.
No basta el esfuerzo aislado por más intensivo y constante que sea. Debemos conformar un frente de productores, industriales y las distintas asociaciones que hacen al sector y salir al encuentro del Estado, con valentía y decisión ejemplar. VALE LA PENA.
Vigoricemos nuestras fuerzas, unamos criterios y no dejemos que nos quiten la LIBERTAD de decidir.



Fernando A. Castro Pintos
Asesor agropecuario
Presidente Movimiento de Reconocimiento Agropecuario
www.admincastropintos.com.ar.





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sábado, 19 de febrero de 2011

Nuestras justas aspiraciones: Unión de Productores

Por: Fernando A. Castro Pintos (castropintos@yahoo.com.ar)
Presidente del Movimiento de Reconocimiento Agropecuario

La nación nos está demandando una gran interpretación de la historia y nos reclama una imperativa respuesta.
Incontrovertiblemente somos una nación de preferencia como productora y abastecedora de alimentos, en todas sus formas, ya sean industrializados ó no.
Debemos salir de este aislamiento mental e ideológico que este gobierno ha impuesto a toda la sociedad. Debemos reavivar nuestras fuerzas mentales y ponerlas al servicio de la producción. Debemos en definitiva vigorizar nuestros esfuerzos hacia un solo objetivo: producir cada vez más y mejor.
La prosperidad y grandeza de un país descansa sobre dos cualidades exclusivas: su mano de obra y la virtud del que la dirige.
Le abrimos los brazos a los capitales extranjeros, pues es el pedestal más firme en donde se apoya la prosperidad y el bienestar general; pero sí exigimos que lleven el sello de la racionalidad y moral requeridas cuando se ponen al servicio del trabajo humano, buscando sus justas y equitativas retribuciones.
Que el gobierno nuevo que obtendremos dentro de pocos meses, sea capaz de sostener el tropel de pasiones irracionales que este gobierno, en forma consciente, dejó que salgan de cauce por la fuerza de su despotismo y demagogia. Que la nueva DIRIGENCIA sepa leer los nuevos tiempos que se avecinan, buscando la virtud, el progreso y el bienestar.
Es inadmisible que este gobierno en el año 2011 esté agitando enfrentamientos, trayendo de la historia pensamientos que ya fracasaron. La dicotomía CAPITAL-TRABAJO, que preocupó a gran parte del mundo intelectual y político pero que el Siglo XX se encargó clara y categóricamente de resolver. Después de extensos y cruentos enfrentamientos, los hombres hemos conquistado los derechos y los gobiernos la igualdad de PRINCIPIOS universalmente reconocidos. Son injustificables las viejas antinomias que algunos, nostálgicos, quieren agitar con actitudes hostiles. Estas doctrinas subvierten la realidad y pretenden separar dos campos que se han unido definitivamente, sin contemplar que ofenden la inteligencia de uno y la paciencia del otro. Esto es algo que el secretario de comercio interior no quiere comprender aún. La forma más apreciable de combatir este antagonismo es demostrando que hallando en los productos elaborados ó logrados el resultado acabado del esfuerzo mixto entre el TRABAJO más el CAPITAL.
Este es uno de los grandes temas sociales, provocado intencionalmente, con alcance nacional y por lo tanto el Poder Legislativo deberá resolver, con la energía combinada y noblemente intencionada de los legítimos representantes de los intereses comprometidos. Será un valioso obsequio a la grandeza de la nación y a todos los intereses representados en la MESA GRANDE DE LA CONCORDANCIA ARGENTINA.
La ausencia premeditada de todo esto, ha provocado innumerables “villas miserias” en los cordones de las grandes ciudades arriesgando el funcionamiento de las Instituciones.
La DIRIGENCIA debe actuar con sensatez y premura. Este es el DEBATE. Intervenir con patriótico interés para revertir esta más que grave situación.
Debemos trazar programas e iniciativas que contemplen un gran proyecto de desarrollo e implementar con urgencia, políticas que el próximo gobierno debe apoyar, que promuevan el bienestar general basado en todo el sistema agrícola – ganadero y las industrias que de ellos derivan. No se puede admitir la inequidad impositiva, dando la espalda a las provincias que más producen, agravando aún más su inestable equilibrio financiero y fiscal.
Hemos contemplado, durante todos estos años, como otros pueblos crecían vertiginosamente y nosotros caíamos a la misma velocidad. Lo lograron por la eficiente y competitiva aplicación de políticas que equilibraron sus territorios.
Nuestro pueblo es digno y mucho más sobresaliente es nuestra producción agropecuaria. Es eficiente en su productividad. Sólo necesita que lo liberen de esas pesadas y odiosas gabelas burocráticas (ONCCA-ROE…) e impuestos distorsivos para poder, en LIBERTAD, desarrollar todo su potencial creador a lo largo y ancho de nuestro país.
Comencemos hoy a construir la REPUBLICA de mañana. Estudiemos las mejores políticas para desarrollar empleos para un país moderno, que sea transparente y equitativo. Aunemos esfuerzos conjuntos con el propósito de impulsar Leyes en el Congreso Nacional para la creación de una gran cadena Productiva basada en la LIBERTAD.

jueves, 3 de febrero de 2011

Bases programáticas para la Restauración Conservadora

Hablar de la situación actual de nuestra Patria se ha convertido en un lugar común, sobre el que parece ocioso insistir. Los signos de la decadencia argentina son por demás elocuentes y el riesgo de la ceguera para reconocerlos y enfrentarlos, está poniendo en juego la supervivencia de la Nación.

Recuperar los valores del sistema republicano es la tarea que debemos enfrentar y la primera y necesaria etapa a recorrer hasta lograr una Nueva Organización Nacional; retomar la vieja sabiduría de empezar de a poco y reunirnos para asumir esta responsabilidad.

Los problemas nacionales sólo podrán ser resueltos y superados, cuando los argentinos estemos dispuestos a enfrentarlos. Miremos la verdad de frente poniendo al servicio de la República, los valores que se han salvado del naufragio; no perdamos el tiempo en recriminaciones, pero no repitamos errores

Los males que aquejan a la Argentina necesitan de un grupo consolidado de voluntades y una expresión social pluralista que canalice los diversos criterios y esfuerzos en aras del engrandecimiento nacional.

Hay un sector responsable en la República que hizo y sigue haciendo esfuerzos y sacrificios sin pedir nada, que quiere colaborar para recuperar la dignidad nacional y el orden institucional y que confía en la inspiración patriótica de quienes tengan la responsabilidad de conducir esta nueva cruzada.

La retracción de los mejores hombres y mujeres del país ha significado que pseudos dirigentes incompetentes y corruptos se hayan entronizado en la conducción de la Nación que ha quedado sumida en el desprestigio.

Es así como la política terminó resultando algo vil donde no tienen cabida las personas honorables pues sólo participan en esa actividad quienes cultivan el arte del disimulo, la demagogia fácil, el desmesurado afán por el poder y apuntan al enriquecimiento impúdico

Pretendemos interpretar a esa mayoría silenciosa e invertebrada que aspira encontrar, a través de la unidad de diferentes voluntades, una respuesta válida para sus expectativas.

Creemos que sería auspicioso replantearse la idea de país desde esa perspectiva: a pesar de lo utópico que puede resultar, desde el modelo de la honestidad y la transparencia en la gestión pública. En ese sentido sostenemos que es imperativo iniciar la revolución del mérito, del esfuerzo productivo, de la preparación académica en todos los niveles; en fin, una revolución ética para salir del estancamiento y de la corrupción.
Un nuevo contrato moral.






BASES PARA LA ACCION



I)
Los conservadores tenemos siempre en cuenta, y recordamos a la sociedad, que además de los derechos y en el mismo plano que éstos, existen los deberes del individuo hacia sí mismo, hacia sus prójimos y hacia la sociedad entera. Y que cuanto más derechos se tienen, o más alta posición se ocupa en la jerarquía social, son más graves los deberes y más extensas las responsabilidades.

II)
Los conservadores no somos ni hemos sido nunca enemigos del progreso.
Por el contrario, el crecimiento del país y su profunda transformación social se realizaron bajo los gobiernos conservadores, favorecidos por su legislación y su política.
Pero es de simple buen sentido admitir, como nosotros, que la civilización es el resultado del cambio, a la vez que de la tradición.
Sin el orden, que supone algún grado de permanencia, la existencia misma de la sociedad sería imposible.

III)
No hay nadie, sin embargo, más propicio al cambio saludable y oportuno que los conservadores.
Las soluciones que proponemos nunca son anticuadas y no lo son porque no creemos estar en posesión del secreto del porvenir. Por éso no tenemos fórmulas ni ideologías que resuelvan todos los problemas de buenas a primeras.
Por ello no debe sorprender que en su larga actuación al servicio del país, las fuerzas políticas conservadoras hayan adoptado actitudes que, abstrayéndolas del tiempo y las condiciones en que se manifestaron, podrían parecer contradictorias, pero que examinadas en función de las circunstancias exhiben una profunda y sustancial unidad.
Hemos favorecido la evolución progresista oponiéndonos a factores retardatarios y a cambios bruscos y exagerados; hemos defendido las libertades públicas pero hemos combatido la anarquía y estimulado la cohesión social.

IV)
En materia económica hemos sido de tendencia liberal aunque no hemos deja nunca abandonada a la comunidad frente a los monopolios, privados o estatales, nacionales o extranjeros, empresarios o sindicales; rompimos con el pasado colonial cuando se dictaron las leyes del registro y matrimonio civil y de la educación común, pero custodiamos la organización familiar y la tradición religiosa de nuestro pueblo; fortalecimos el Poder Ejecutivo y dimos leyes y jueces a la República; fuimos árbitros equitativos entre las clases, los grupos y los individuos, y nunca nos prestamos a ser instrumentos de opresión de los unos sobre los otros.

V)
Los conservadores somos de antigua tradición federal; más aún, somos una fuerza federal por excelencia.
Si queremos tener un país equilibrado, con la variedad y diferenciación que son condiciones de vida y de progreso, armonizadas pero no suprimidas por las leyes, el federalismo deber ser mantenido, estimulado y perfeccionado.
El crecimiento desmesurado y monstruoso de la Capital Federal y el aniquilamiento del interior, sólo pueden ser corregidos por la acción inteligente del poder.
Pero para que el poder se ejerza así, debe ser compartido por las provincias. Si ellas no tuviesen acceso al poder, nada o muy poco les llegaría de sus beneficios.
Los conservadores contraemos un compromiso solemne con las provincias: de fomentarles el respeto a sus autonomías, reglamentando las garantías constitucionales que impiden su allanamiento arbitrario; de despertar su economía, en muchos casos aletargada, fomentando que extraigan las riquezas que permanecen inexploradas en yacimientos abandonados; de favorecer sus industrias y de fomentar otras nuevas, para que el interior del país se pueble en lugar de despoblarse como ocurre con las llamadas "provincias pobres", que tienen sin embargo ingentes recursos naturales que circunstancias modificables mantienen desaprovechados.

VI)
El ciudadano no es libre solamente porque lo dejen votar, si al mismo tiempo se ejerce el monopolio de los medios de comunicación para insuflarle propaganda, o si la amenaza del despojo no permite a la propiedad privada cumplir una de sus funciones esenciales, cual es la de impedir que lo más del poder económico caiga en manos del Estado.
Porque no hay pedazos de libertad. La libertad o es completa o no es libertad. Ella no admite calificativos que la parcelen y la destruyan





¿CÓMO SON Y HA SIDO SIEMPRE LOS CONSERVADORES?

El estilo Conservador (Por el Dr. Emilio Hardoy)



No hemos sido ni ceremoniosos ni estirados, sino espontáneos, naturales, pero respetuosos de las formas.

Creemos que las formas son fundamentales para construir una nación y que ellas, como los medios, no pueden ser malas in malograr los fines.

Respetuosos y cordiales, no penetramos en la intimidad del adversario, no invadimos su vida privada, no nos complacemos en denunciar negociados o corrupción y preferimos ceder a otros la dolorosa tarea y cuando la asumimos, es porque el interés público lo impone ineludiblemente.

Cultivamos la amistad y el respeto a la palabra empeñada porque sabemos que la política no es, en el fondo, sino un sistema de lealtades

Los conservadores no pensamos que la política debe ser excluyente ni, sobre todo, que ella deba girar alrededor de la economía; el apego de los conservadores a la vida, a la riqueza y variedad de los donde de Dios, está para nosotros antes que el poder o la economía y creemos que un hombre que sólo viviera para el poder o la economía perdería el juicio.

Los conservadores, más que una ideología representamos una actitud ante la vida: tolerante, comprensiva, respetuosa, resuelta, cordial.
Buscamos la comprensión, el acuerdo, el olvido de las ofensas, y aunque en la lucha somos batalladores procuramos no ser agraviantes, ni nos solazamos en el ridículo o el aniquilamiento del adversario.

Es fundamental comprender que nada hay más alejado de los conservadores que un "doctrinario", o sea, un "ser abstracto e insolente", "insoportable por la altanería y la insistencia de sus críticas".


La seriedad de la palabra y la promesa política, desde el llano como desde el poder, la severidad en el manejo de la "cosa pública"; el respeto de las jerarquías, el ejercicio sereno y enérgico de la autoridad, la implantación de la disciplina en la conducta personal, en la conducción del Estado y en las relaciones sociales, la parquedad en los gastos presupuestarios, la honestidad administrativa y la eficacia de la administración nacional he ahí algunos de los valores clásicos y genuinamente conservadores, hoy prohibidos en las tribunas partidarias y en el desempeño del gobierno por irresponsables, aduladores, estafadores del ciudadano.

La devoción por la religión de los padres, el amor a la Patria, la veneración por la familia, la persona humana y por sustento de ambas, la propiedad privada, el ejercicio valeroso y responsable de las libertades políticas concretas, propias de nuestro medio, dentro del orden y para el orden, el apego por las formas republicanas, el sentido de las tradiciones, las criollas de todo el tiempo y las que paulatinamente se han ido incorporando a la vida del país; la voluntad de hacer de la nuestra una gran nación, poderosa, rica, influyente y prestigiada, y, en fin, un orgullo íntimo por la ventura de ser un buen argentino, son otros tantos rasgos de esa personalidad conservadora antigua y perenne, razones bastantes para que el partido, que la representa y asume, perviva. .


Amo el "estilo conservador", grato a nuestros grandes hombres -ajeno a los charlatanes de la feria electoral como a los doctrinarios de nuevo cuño-, que exhiben buen gusto sin estiramiento ni empaque, muy nuestro, con señorío criollo y que, en todos los momentos, aún en los más solemnes, tiene algo de vital y espontáneo; un estilo, en fin, para hombres, condición esta última que saben asumir ahora en política también nuestras mujeres correligionarias.

Y pueden estar seguros de que, bajo cualquier apariencia habrá siempre en nuestro país quien, gozosamente, ostente el "estilo conservador"