jueves, 4 de agosto de 2011

Proclama electoral del Movimiento de Reconocimiento Agropecuario

El Movimiento de Reconocimiento Agropecuario, sus integrantes y a quien esta proclama está dirigida, profesamos un amor entrañable por nuestra Nación Argentina.
Desde el año 2008, desde la 125, el sector agro-ganadero se ha convertido en una gran revolución patriótica.
Desde nuestra matriz de productores, se desprende por primera vez una convocatoria que aspira llegar a un conglomerado más allá de la militancia de un partido político.
Quiere llegar a ser una propuesta amplia que recoja de los demás programas políticos en circulación, los contenidos de las demandas insatisfechas de nuestro sector desencantado y arruinado por esta política populista progresista que nos gobierna.
Promulgamos la necesidad de concurrir a las elecciones del 14 de agosto, como el único medio de acabar de desperezarnos y tonificar a la Nación, con las pequeñas dosis de República que van dejando los que hoy ostentan el poder Ejecutivo. Debemos superar la atrofia causada por los K en desalentar cualquier tipo de ánimo de pelea en el campo de las ideas.
Hoy podemos trabajar sobre un inmenso capital político que representa, millares de votos y ésta será una fuerza terrible para concurrir a las elecciones.
El poder no se conquista con afanes. Llevamos ocho años ininterrumpidos de saqueos a los ciudadanos todos, a los productores todos, a la República toda, a los medios que no son afines al régimen, venciendo la pereza de sus conductores y logrando el cansancio de las masas. Para nosotros la voluntad de concurrir a las elecciones debe salir, no propiamente de las entidades directivas, sino del seno mismo de este pueblo productor que asume y ha asumido esta voluntad suprema de ayudar a recuperar la República. Hemos encendido la lumbre de esperanza y debemos congregar en una misma dirección a todos los batalladores, en un mismo campo y con el mismo objetivo soberano.
Tan nobles ideales, tan insigne linaje de los productores, tiene equivalentes exactos en el lenguaje, honradez, decoro, carácter, autoridad, actividad constructiva, hombría, dignidad, orden, audacia, honor y sentido de la realidad.
Este cúmulo de virtudes, según los tiempos que nos gobiernan ya que todo esto tendría que ser lo normal, en una misma persona sería motivo de un rápido restablecimiento a la vida de nuestra Nación y la rápida rehabilitación de nuestra República.
Espinosa empresa de salvación de la cosa pública. Peliaguda campaña de restitución pública. Etapa de conciliación nacional. El País debe libertarse de la odiosa esclavitud de las pasiones, como lo han hecho las naciones Europeas más poderosas, conscientes de su destino. Todo por, para y con la Nación. Nada fuera de ella. Su grandeza será no sólo la nuestra, sino de los que nos sucederán en el porvenir.
El Movimiento de Reconocimiento Agropecuario, en conjunto y teniendo todo lo antedicho en cuenta, proclama al Dr. Eduardo Duhalde como candidato natural de los productores agropecuarios, de los industriales, de las clases trabajadoras y de los derechos de las Provincia.
No debemos olvidar las campañas de los K contra los capitales e intereses privados de los productores, con las confiscaciones reiteradas de los poderes públicos, con las retenciones e impuestos que como pesadas anclas, han detenido el desarrollo y las nuevas inversiones.
No dejemos de observar que mientras los miembros de este gobierno escriben, y hablan sobre ideología y filosofía marxista, el Dr. Duhalde traza un tratado de economía de mercado.
Sólo la más oscura obstinación sectaria puede cerrarle el paso hacia la casa de gobierno.
Reconociendo las más insignes virtudes privadas y públicas del Dr. Duhalde no nos es posible vacilar. Conoce perfectamente el aspecto académico y retórico de los graves problemas que acechan nuestra Nación. Muchos los ha vivido. Tiene sobre otros candidatos una ventaja o prerrogativa apreciable más allá de su aceptación social y no es otra que ha sido predestinado para guiar y conducir. Su candidatura popular es la verdadera representación de los sectores económicos, productivos y de las justas reivindicaciones sociales.
Hace ya ocho años que estamos sojuzgados por la violencia sectaria impartida desde el atril presidencial. Este tipo de violencia ha ocasionado la destrucción de las economías regionales y municipales, evidenciándose una migración masiva de trabajadores rurales y personal de frigoríficos, del campo a las periferias de las grandes ciudades. La violencia sectaria es una enfermedad endémica generada por este gobierno que sirviéndose de las disposiciones de la Constitución para acceder al poder, optaron por pisotearla, ignorarla e implementar mecanismos políticos y sociales, donde ellos obtenían la ventaja en contravía de los postulados tradicionales de la República, inaugurando una nueva era: LA CORRUPCION MÁS ESPANTOSA que la Argentina haya vivido.
En nuestro País, surge por épocas un designio auroral de superar los intereses creados y los odios heredados, en servicio de una Patria real más próspera y equitativa. La Nación trata entonces, de convertir su archipiélago humano en un continente, congregando los insulares núcleos en un haz filial. Entonces se tienden puentes y no se cavan fosos. Ese movimiento de cohesión nacional lleva consigo una impronta histórica. Aparece en todas las crisis espirituales ó económicas de un país. Hay cierto ritmo alterno. Cuando el virus de la facción conduce a la gente al desvarío, actúan a la postre como fagocitosis la voluntad de convivencia, oscuro instinto de equilibrio social. Al sarampión sectario, que desgasta la energía nerviosa de las masas, sucede un período de rehabilitación nacional.
Es como si el numen del Gral. San Martín, desde su tremenda soledad, continuase inspirando los itinerarios de nuestra República.
Acudimos, para ir terminando, a los principios de este Movimiento de Reconocimiento Agropecuario donde valora: Los límites del Poder; La igualdad entre la Ley y las Libertades Individuales manifestadas en varias oportunidades por el Dr. Duhalde.
Para hacer grandes tareas la peor de las tácticas es la introversión y la exclusión. Precisamente para que sean fecundas ciertas eliminaciones ejemplares es necesario compensarlas con magnánimos apelativos de colaboración, con llamamientos generosos hacia los cuatro puntos cardinales, que permitan a todos los ciudadanos sentirse aludidos. Las revoluciones y los cambios victoriosos han sabido hacerse con ideas de amplísimo seno.
El Movimiento de Reconocimiento Agropecuario se ha expresado para todo el sector AGRO- GANADERO-INDUSTRIAL ARGENTINO en un idioma que se entienda en todas las clases productoras, hoy agobiadas. Por eso frente al sectarismo y la exclusión, frente a este caos gubernamental, frente a la improvisación Legislativa, enarbolamos como meta y divisa el apoyo al nombre del Dr. Eduardo Duhalde como candidato a la Presidencia de la Nación, y le exigimos, como el umbral del libro que comienza a escribirse, desnudo y sin ornamentos retóricos, esta sentencia de Ortega y Gasset:
GOBERNAR ES ADMINISTRAR.

Fernando A. CASTRO PINTOS (castropintos@yahoo.com.ar)
Presidente

martes, 2 de agosto de 2011

El Modelo Imperial K

El imperio K se derrumba y con él las falacias que durante años quisieron imponernos los responsables de este autoritario y particular modo de entender el sistema democrático donde, entre otras cosas, se conculcaron las más elementales garantías individuales, hubo un avasallamiento reiterado de la libertad de prensa, se instituyó la corrupción como una forma prebendaria de sumar adeptos y el robo sistemático de los fondos de la sociedad fue moneda corriente.

Las derrotas aplastantes de los kirchneristas en las últimas elecciones de Capital Federal y Santa Fe son el termómetro del frío que comienza a correr por las venas K en este invierno polar y que continúan dejando un tendal de muertos o heridos políticos luego de los actos eleccionarios que el gobierno optó por convertir en un campo de batalla. Rossi y Filmus se convirtieron así en la imagen de la derrota asumiendo estoicamente - o quizás renunciando a su propia dignidad - un revés que, creemos, fue más propio de las arbitrariedades de este gobierno que de los candidatos a pesar de la diferencia que tenemos con ellos.

Pero si algo más faltaba a esta carencia de grandeza y dignidad en las filas K resulta que, con la soberbia a la que nos tienen acostumbrados y subestimando la capacidad crítica de nuestra sociedad, el resultado electoral adverso es producto de la prédica de los medios de comunicación: presuponer tan artera y ruinmente que los ciudadanos son incapaces de pensar por sí mismos es generalizar el estilo que reina en el gobierno actual donde los pocos que se atreven a pensar o mostrar disconformidad intelectual son tildados de traidores.

Para el gobierno nacional la obediencia debida luce claramente como la metodología política incapaz de aceptar el libre albedrío y la libre determinación como valores inherentes a la condición de Ser Humano.

Convencidos que los ciudadanos argentinos somos ingenuos o ignorantes para analizar con espíritu crítico la realidad actual es, cuanto menos, una tomadura de pelo tan baja y asquerosa como el asco que le produce a la militancia K el resultado electoral pasado.

Los actos de corrupción, el avasallamiento a las libertades constitucionales, el rechazo categórico a las arbitrariedades políticas del kirchnerismo son una realidad que ningún ciudadano desconoce porque, muy a pesar del gobierno, nuestra sociedad piensa (aún cuando votaron por “el pingüino y la pinguina”, - NK dixit -)

A pesar del tono conciliador que quisieron impartir luego de los cachetazos electorales de las elecciones volvieron a mostrar la hilacha buscando responsables de las derrotas fuera de la estructura partidaria negándose obstinadamente a asumir que la prepotencia, el autoritarismo, la subestimación del electorado, la burla a la Constitución, los actos de corrupción e intimidación, la imposición arbitraria de la voluntad de la presidente así como la impunidad puesta de manifiesto a la hora de gobernar SON, y no otros, los fantasmas que sobrevuelan en las cabezas de los militantes que no podrán espantar para la elección venidera.