sábado, 3 de octubre de 2009

El estilo Conservador. 1ra Parte. Emilio Hardoy

Quien sienta profundamente la inquietud del porvenir no puede ignorar el pasado, porque en el pasado está la clave, sin duda, de lo que vendrá, y porque el pasado forma parte del tiempo y el tiempo es la categoría del pensamiento que permite vincular a los hombres y los acontecimientos que devienen sin pausa, que de otra manera quedarían irremediablemente dispersos, carentes de unidad y significación.
No hay nadie, sin embargo, más propicio al cambio saludable y oportuno que los conservadores.Las soluciones que proponen nunca son anticuadas y no lo son porque, a diferencia de los marxistas, no creen estar en posesión del secreto del porvenir. Por éso no tienen fórmulas ni ideologías que resulevan todos los problemas de buenas a primeras. Además están convencidos de que tales soluciones no existen y que no pueden surgir de la mente de ningún legislador, como Minerva de la cabeza de Júpiter, aptas para hecr la felicidad de cualquier pueblo de la tierra. Por ello no debe sorprender que en su larga actuación al servicio del país, las fuerzas políticas conservadoras hayan adoptado actitudes que, abstrayéndolas del tiempo y las condiciones en que se manifestaron, podrían parecer contradictorias, pero que examinadas en función de las circuntancias exhiben una profunda y sustancial unidad.
Ellas han favorecido la evolución progresista oponiéndose a factores retardatarios y a cambios bruscos y exagerados; han defendido las libertades públicas pero han combatido la anarquía y estimulado la cohesión social; en materia económica han sido de tendencia liberal y por eso mismo no dejaron nunca abandonada a la comunidad frente a los monopolios, privados o estatales, nacionales o extranjeros, empresarios o sindicales; rompieron con el pasado colonial cuando dictaron las leyes del registro y matrimonio civil y de la educación común, pero custodiaron la organización familiar y la tradición religiosa de nuestro pueblo; fortalecieron el Poder Ejecutivo y combatieron el caudillismo bárbaro y las montoneras, pero dieron leyes y jueces a la República; fueron árbitros equitativos entre las clases, los grupos y los individuos, y nunca se prestaron a ser instrumentos de opresión de los unos sobre los otros.
En síntesis, comparten la idea de Burke, el primer y genial expositor de la doctrina conservadora, cuando en el siglo XVIII expresó "Todos debemos obedecer la gran ley del movimiento, la más poderosa ley de la naturaleza y acaso el medio de su conservación. Lo que debemos lograr y lo que la sabiduría humana puede conseguir es que el cambio se realice mesurada y gradualmente. Esto tiene todos los beneficios de la variación, sin ninguno de los inconvenientes de la mutación".

No hay comentarios:

Publicar un comentario