domingo, 11 de octubre de 2009

Dr. Carlos Pellegrini, el "piloto de tormentas"

Por Ma. del Valle Alvarez Gelves
Periodista
Para Conservadores Argentinos
Carlos Enrique José Pellegrini nació en la ciudad de Buenos Aires 11 de octubre de 1846 y falleció en la misma ciudad, el 17 de julio de 1906. Fue abogado y político argentino.
Exponente de una generación emblemática de políticos, su trayectoria transcurrió como Senador Nacional, Diputado Nacional, Vicepresidente de Argentina entre 1886-90 por el Partido Autonomista Nacional con la fórmula Miguel Juarez Celman - Carlos Pellegrini y Presidente de la Nación entre los años 1890-92.
Bajo su vicepresidencia, en 1890, estalla la llamada "Revolución del Parque" (que dará origen a la posterior UCR) en la que un grupo cívico-militar encabezado por Leandro N. Alem, tío de Hipólito Irigoyen, intenta derrocar al presidente Juárez Celman debido a la grave crisis económica; desde hacía tiempo, el luego denominado radicalismo venía pregonando y actuando a favor del “abstencionismo revolucionario” fomentando actitudes desestabilizadoras.
Como resultado de la revolución, Miguel Juárz Celman renuncia al Presidencia y Carlos Pellegrini lo sucede en ese cargo desde el 5 de agosto de 1890 hasta el 12 de octubre de 1892.
Durante ese periodo presidencial, entre otros aspectos de interés público, saneó las finanzas (lo que le valió el apodo de "Piloto de Tormentas"), creó el Banco de la Nación Argentina, fortaleció el sistema financiero y salvó a la Nación de la bancarrota. Preocupado por la instrucción fundó la "Escuela Superior de Comercio" que hoy lleva su nombre.
Si bien por un problema de espacio se nos hace imposible transcribir tantos hechos memorables de la vida pública del Dr. Pellegrini, recomendamos al lector sus Obras Completas que son una joya histórica, repleta de discursos y definiciones que hablan de la talla de este Estadista argentino.
Afirmamos, sin temor a equivocarnos, que constituyen verdaderas piezas de oratoria; un manual de civismo, tolerancia, con una dialéctica propia de los grandes políticos de la época, entre los que el Dr. Pellegrini, ocupó un papel relevante. Muchas de sus alocuciones son de una actualidad que pareciera que “el gringo”, otro de sus apodos, los hubiera escrito y pensado para la realidad actual. No en vano se lo conoce también como el “estadista sin miedo”.

La opinión de un adversario. Nicolás Repetto
Nicolás Repetto, entonces prominente líder socialista, hace oír su voz en el Congreso de la Nación, el 28 de Agosto de 1930, 40 años después de la revolución radical que destituye a Juárez Celman, respecto de la opinión que le merece el Dr. Pellegrini y que creemos necesario transmitir. (el subrayado es nuestro)
“En 1890, el pueblo de la Capital se lanzó a la revolución…la revolución se hizo para conquistar la efectividad del sufragio. La revolución, como todos Uds. saben, fue vencida. Y voy a hacer una confidencia: ¡qué suerte que haya sido vencida! Estos diputados de enfrente, que tan a menudo recuerdan al Dr. Carlos Pellegrini, no los he visto todavía hacer al Dr. Pellegrini la justicia histórica a la que ese hombre tiene derecho.
La Revolución del 90 fue vencida, pero todos respiramos al tener la seguridad de que si la revolución estaba vencida, el gobierno no salía de las manos en que se encontraba, porque ese gobierno era el único que tenía en el país un volumen, una difusión y una radicación suficiente para asegurarnos una situación estable.
Si no hubiese sido por la muñeca de Pellegrini, y si no hubiese habido allí la colaboración del Gral. Roca, este país habría caído inmediatamente en un caos, porque la fuerza revolucionaria del 90 no era una organización de ideas políticas y de principios más o menos homogéneos, sino que era una agrupación de circunstancias, un conglomerado de fuerzas políticas diferentes que acudían de todos los horizontes, que eran movidas por ambiciones y por rencores propios, y de dentro de los cuales no habría sido posible unificar una gran acción de gobierno.
Yo, que he sido entusiasta partidario de la Unión Cívica Radical, que, como muchacho, he volcado irreverente tantas expresiones ofensivas acerca de aquella política del acuerdo, del Gral. Mitre, quiero ahora aprovechar esta oportunidad para manifestar mi admiración hacia la sensatez, la previsión y el patriotismo de aquella política…aquellos gobiernos del régimen tenían una compensación en el Parlamento; había régimen allá en la Casa Rosada, pero aquí en las Cámaras había las mayores capacidades de su tiempo, aquí venían los hombres más capaces del momento…
¡Qué cosa extraordinaria! La época del régimen, del más crudo régimen político argentino, es aquella en que esta Legislatura nacional nos da un conjunto de leyes que son realmente un monumento de previsión, de progreso y también de liberalismo”.

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