lunes, 28 de septiembre de 2009

El Progreso

Los conservadores no somos ni hemos sido nunca enemigos del progreso. Por el contrario, el crecimiento del país y su profunda transformación social se realizaron bajo los gobiernos conservadores, favorecidos por su legislación y su política. Pero es de simple buen sentido admitir, como nosotros, que la civilización es el resultado del cambio, a la vez que de la tradición. Sin el orden, que supone algún grado de permanencia, la existencia misma de la sociedad sería imposible. El planteo de los conservadores frente a la evolución social es a la vez dinámico y tradicional.
Burke, el primer expositor de la doctrina conservadora en Inglaterra, expresó: "todos debemos obedecer a la gran ley del movimiento, la más poderosa ley de la naturaleza y acaso el medio de su conservación. Lo que debemos lograr y lo que la sabiduría humana puede conseguir, es que el cambio se realice por grados insensibles. Esto tiene todos los beneficios de la variación, sin ninguno de los inconvenientes de la mutación. Tal procedimiento evita, de una parte, la eliminación violenta de los derechos adquiridos, violencia que alimentaría un oscuro y agrio descontento en aquellos que disponen por el momento de la influencia y el poder. Esta acción gradual, por otra parte, impide que los hombres, largo tiempo sojuzgados, se intoxiquen con la embriaguez del poder bruscamente adquirido del cual siempre se abusa con exceso"

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