Amo el "estilo conservador", grato a nuestros grandes hombres -ajeno a los charlatanes de la feria electoral como a los doctrinarios de nuevo cuño-, que exhiben buen gusto sin estiramiento ni empaque, muy nuestro, con señorío criollo y que, en todos los momentos, aún en los más solemnes, tiene algo de vital y espontáneo; un estilo, en fin, para hombres, condición esta última que saben asumir ahora en política también nuestras mujeres correligionarias- E. Hardoy